Nanotecnología contra el Parkinson

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Está demostrado que los fármacos ayudan a minimizar el dolor en los pacientes de Parkinson, e incluso ayudan a controlar algunos síntomas, pero ni los minimizan ni los eliminan. Sin embargo, al igual que es sabido que los fármacos tienen un beneficio muy limitado en estos pacientes, la nanotecnología y las terapias han dado mejores resultados.

Sólo algunos centros médicos especializados en el tratamiento del Parkinson no farmacológico como Benviure consiguen, mediante diferentes terapias, la máxima funcionalidad en todos los estadios de la enfermedad, conservar o mejorar los recurridos articulares, prevenir deformidades y retracciones musculares, mejorar la comunicación y las habilidades cognitivas, etc. El Parkinson no tiene cura pero sí puede tener mejoría gracias a estas terapias y ahora, gracias a la nanotecnología y a las nuevas investigaciones, hay un atisbo de esperanza en lo que a la calidad de vida se refiere.

Algunos hallazgos han demostrado que la implantación en el cerebro de ciertos mecanismos que mandan impulsos eléctricos controlados a las zonas afectadas mejoran notablemente los síntomas de los pacientes con Parkinson y los expertos no descartan que se llegue a encontrar una “cura” definitiva.

Son muchas las empresas biotecnológicas que luchan contra reloj para ser las primeras en obtener el microchip definitivo contra esta enfermedad pero ahora la atención se centra en el nuevo acuerdo de colaboración firmado por la farmacéutica Takeda y la compañía biotecnológica NsGene para aplicar la tecnología de células encapsuladas para el tratamiento de la enfermedad del Parkinson. Las cápsulas liberarán de forma controlada un factor neurotrófico en las zonas del cerebro afectadas por esta enfermedad. En otras palabras, lo que harán estas células es producir una proteína denominada GDNF (Factor neurotrófico derivado de la glía). Esta proteína tiene una larga historia como posible tratamiento para la enfermedad de Parkinson. Es un factor neurotrófico, eso significa que es una proteína que estimula la supervivencia, regeneración y crecimiento de las neuronas; de ahí su potencial como tratamiento en enfermedades como el párkinson donde mueren neuronas.

Neuroestimulación

Otro tratamiento que parece estar teniendo verdadero éxito es la neuroestimulación cerebral profunda que permite disfrutar de una mejor calidad de vida al paciente durante muchos más años, contribuyendo incluso a la reducción o retirada del resto de terapias.

El doctor Fernando Seijo, considerado pionero en España de la Neuroestimulación Cerebral Profunda para los Trastornos del Movimiento y Dolor Neuropático, consigue aplicar diferentes técnicas quirúrgicas para el alivio del dolor crónico. Y es que hay que recordar que el Parkinson es mucho más que los conocidos “temblores” ya que las personas que lo sufren desarrollan depresiones, sufren dolores muy fuertes e incluso llegan a la dependencia. Con esta terapia, estimó el doctor Seijo, es posible superar los 20 años de terapia efectiva, reduciendo a un tercio la terapia farmacológica o incluso prescindiendo de ella en algunos casos. Como proyección de futuro, el doctor asumió que de aquí a diez años, la neuroestimulación cerebral profunda estará tan implantada como la farmacoterapia.

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